La tatara-tatara-tatara-nieta de Charles Darwin, Laura Keynes, se incorpora a la iniciativa Catholic
Voices.
El proyecto nació fundamentalmente para que la voz de la Iglesia en los medios de comunicación contase con voces claras y preparadas.
En el último número del Catholic Herald Laura cuenta
cómo volvió a la fe de su niñez después de una travesía agnóstica.
Hija de padre ateo y madre católica convertida al
budismo (o sea, al agnosticismo) tuvo la suerte de ser bautizada católica.
Sus padres y el ambiente le llevaron «lejos de cualquier contacto con la
Iglesia».
Al contrario que muchos jóvenes, el comienzo de
un doctorado de filosofía en Oxford le obligó a reevaluar su escala de valores:
«las relaciones, el feminismo, el relativismo moral, la santidad y dignidad de
la vida»
Y, ¡oh paradojas del destino!, la lectura de «El
Espejismo de Dios» del autodenominado ‘apóstol de la ateísmo’ le llevó a
conclusión de que: «el nuevo ateísmo parecía albergar un germen de intolerancia
y desprecio por la gente que sólo servía para socavar las proclamas de los
‘humanistas’»
Recuerda el caso del ateo más famoso del siglo
pasado, Antony Flew, ser consecuente con sus postulados
fue la puntilla. Para Flew se resumía en «sigue el argumento hasta sus últimas
consecuencias», y dejó de ser ateo.
Para L. Keynes, la figura de su antepasado, Ch. Darwin, le animó a
una «evaluación escéptica de lo que se puede saber de modo absoluto y lo
que no», basándose en el análisis de inconsistencias de las pruebas y la
capacidad intelectual característica del ser humano. El resultado está a la
vista.
El paso final no fue sencillo, había defraudado las
expectativas de los ‘darwinianos‘: «pero si parecía una chica lista». Os dejo
con el intríngulis de la respuesta.
Bienvenida de vuelta, Laura. Y gracias, aprenderemos
todos mucho. Como en las ‘pelis’ románticas, el final con boda no es lo más
importante, lo apasionante viene después…
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