La sentencia del Tribunal de Estrasburgo que obliga a retirar los crucifijos de la escuela pública “carece de legitimidad”, según sentencia el Constitucional italiano.
Italia ha reivindicado su soberanía nacional y la lilbertad religiosa con la sentencia del Constitucional.
El Tribunal Constitucional de Italia ha emitido un fallo que coloca a la ley italiana por encima del alto del Tribunal Europeo de los Derechos Humanos que sancionaba los crucifijos de las escuelas públicas transalpinas. El pasado mes de noviembre el tribunal europeo ordenó que se retiraran todos los crucifijos de las escuelas estatales tras la denuncia de una madre. Este dictamen del tribunal de Estrasburgo causó indignación en Italia y los expertos advirtieron que la decisión socavaba la libertad religiosa y la soberanía nacional de los estados miembros de la Unión.
Ahora, el máximo representante legal italiano, el Tribunal Constitucional, ha sentenciado que el auto de Estrasburgo entra en conflicto con la Constitución italiana y que por lo tanto “carece de legitimidad”. Piero A. Tozzi, de la Familia Católica y Derechos humanos ha dicho que la decisión es una advertencia en contra de las resoluciones motivadas ideológicamente por el Tribunal de Estrasburgo y en contra de sobrepasar sus límites jurisdiccionales. El senador italiano Stephen Ceccanti destacó la importancia “del valor de la cultura religiosa del patrimonio histórico del pueblo italiano y de la contribución de los valores del constitucionalismo, y como un signo de valor dentro de los límites de la Constitución”.
Una sentencia polémica. Diversos sectores italianos habían tildado la sentencia de Estrasburgo de intrusista.
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos declaró el pasado 3 de noviembre que la presencia de crucifijos en las aulas de los colegios constituyen “una violación de los derechos de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones” y de “la libertad de religión de los alumnos”. El proceso se inició tras el recurso presentado por Soile Lautsi, una italiana de origen finlandés que el año 2002 pidió que se retiraran los crucifijos del instituto estatal italiano Vittorino da Feltre en el que estudiaban sus dos hijos.
En aquella ocasión la escuela se negó por considerar que el crucifijo forma parte del patrimonio cultural italiano, argumento que fue consensuado posteriormente en tribunales italianos.
Posteriormente, el Tribunal de Estrasburgo le dio la razón y declaró la exposición de crucifijos en las aulas de las escuelas públicas “una violación de los derechos fundamentales”. Lautsi apeló a este Tribunal después de numerosos intentos fallidos ante los tribunales italianos. Ahora, el Gobierno italiano tuvo que pagarle 5.000 euros “por los daños morales sufridos”. La sentencia constituyó la primera que este tribunal dependiente del Consejo de Europa emite en materia de símbolos religiosos en las aulas. La ministra de Educación, Mariastella Gelmini, mostró entonces públicamente su rechazo a la decisión del Tribunal y señaló que “nadie, aún menos un tribunal europeo impregnado de ideología, logrará arrancarnos nuestra identidad”. La ministra que repudió el fallo consideró que “la presencia de crucifijos en las aulas no significa una adhesión al catolicismo, sino que representan nuestra tradición”.