Francisco
Contreras, Catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad de Sevilla,
acaba de
referirse en ABC de Sevilla, a los devastadores efectos sobre la
educación española de la pedagogía socialista inaugurada con el “descabellado
experimento” de la LOGSE de 1990 y cómo, en este sentido, “hay que saludar la
ley Wert”, que “sin ser perfecta”, afronta alguna de las cuestiones clave para
corregir la situación.
Francisco
J. Contreras
(ABC
de Sevilla, 11/06/2013)
El
Profesor Contreras explica también como la izquierda ha respondido a la
imprescindible reforma del sistema educativo con el “sectarismo previsible” y
la Junta de Andalucía, por ejemplo, “busca ya subterfugios jurídicos para
boicotear la aplicación de la ley. Pero además la Junta, en una huida
desenfrenada hacia adelante, parece dispuesta a aprovechar la oportunidad para
cumplir otro sueño ideológico-educativo largamente aplazado: la asfixia de la
educación concertada”. Las primeras
víctimas de esta ofensiva ideológica contra la realidad –recuerda
Contreras– “han sido los centros de
educación diferenciada, como Ribamar, Altair o El Cható, a los cuales les han
sido ya retirados los conciertos”.
Reproducimos
a continuación por su interés el texto completo del artículo del ilustre
Catedrático de la Universidad de Sevilla.
LEY
WERT SÍ (Y EDUCACIÓN DIFERENCIADA TAMBIÉN)
Francisco
J. Contreras, Catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad de Sevilla
El
sistema educativo español sigue gravemente dañado por los estropicios que le
ocasionó la LOGSE socialista de 1990. Trienio tras trienio, los informes
internacionales PISA delatan un descenso constante en los niveles de
lecto-escritura, matemáticas y conocimientos científicos de los escolares:
nuestro país se ha desplomado hasta los últimos puestos de la OCDE. Y no es
cuestión de dinero: España es el país de la Eurozona que más incrementó el
gasto en educación entre 2000 y 2010, elevándolo hasta los 7847 € por
estudiante (Finlandia, campeona de los informes PISA, tiene una inversión
inferior: 6707 €; Alemania, 6256 €).
La
izquierda siempre ha considerado la educación su finca particular: es el campo
de pruebas en el que aplica los experimentos revolucionarios que –desde que se
hizo patente el fracaso planetario del socialismo- ya no se atreve a practicar
en la economía. Eso fue la LOGSE: un descabellado experimento que imponía, con
25 ó 30 años de retraso, nociones educativas ya ensayadas y fracasadas en
Inglaterra y Escandinavia.
Concepciones pedagógicas ineficientes pero, eso sí,
con la pertinente aura “progresista”. Por ejemplo, la “comprensividad”: todos
los niños –listos o tontos, estudiosos o alborotadores- integrados en las mismas
aulas hasta los 16 años (en otros países se produce mucho antes la bifurcación
de los orientados a estudios superiores y los destinados a la FP). El
igualitarismo entendido, no como “oportunidades educativas para todos”, sino
como “aprobados y diplomas para todos” (promoción automática, supresión de
notas numéricas [“progresa adecuadamente”], inexistencia de exámenes externos,
etc.). El metodologismo: “lo importante no es adquirir conocimientos, sino
métodos: aprender a aprender”. El constructivismo: el objeto de conocimiento no
es un dato objetivo que los alumnos deban adquirir, sino algo que deben
“construir” en forma lúdica e interactiva. El rechazo hacia facetas
consideradas rancias: el aprendizaje memorístico, la autoridad del profesor
(convertido más bien en jovial dinamizador), etc.
Insisto:
son la LOGSE y la pedagogía progre lo que ha devastado la enseñanza española,
no la falta de recursos. La LOCE aznarí (2002) intentó resolver los peores
desatinos, pero fue derogada por Zapatero apenas llegó al poder. El sistema
LOGSE sigue, pues, intacto en lo esencial. Por eso hay que saludar la ley Wert,
que, sin ser perfecta, afronta las cuestiones clave: introduce exámenes
externos (una reválida al término de la ESO y otra tras el bachillerato; creo que
hubiera debido establecerse otra –con efectos académicos- al final de Primaria)
y atenúa la comprensividad al diversificar itinerarios a partir de 3º de ESO
(distinguiendo entre niños orientados hacia la universidad o hacia FP).
La
izquierda ha respondido con el sectarismo previsible: la Junta de Andalucía
busca ya subterfugios jurídicos para boicotear la aplicación de la ley. Pero
además la Junta, en una huida desenfrenada hacia adelante, parece dispuesta a
aprovechar la oportunidad para cumplir otro sueño ideológico-educativo
largamente aplazado: la asfixia de la educación concertada. En efecto, ha sido
aprobado el cierre de cierto número de unidades concertadas. ¿Razones de
ahorro? Si se tratara de ahorrar, la lógica aconsejaría todo lo contrario: cerrar
escuelas públicas y abrir más concertadas. Pues la escuela concertada es
“culpable” de gestionar los recursos mucho mejor: una plaza concertada le
cuesta al Estado 3026 € al año, en tanto que una plaza de escuela pública
cuesta 6187 €. A su mayor eficiencia gestora, la escuela concertada añade otro
pecado imperdonable: ser preferida por una mayoría de padres, llegándose a
generar conflictos en la rebatiña por las plazas (cosa que nunca ocurre en
centros públicos).
Las
primeras víctimas de esta ofensiva ideológica contra la realidad han sido los
centros de educación diferenciada (ED), como Ribamar, Altair o El Cható, a los
cuales les han sido ya retirados los conciertos. La izquierda suele llamar
“educación segregada” a la diferenciada por sexos, dando así a entender que ese
tipo de enseñanza comporta discriminación sexual e infraeducación de las niñas.
Como siempre, necesitaría actualizar sus lecturas unos 30 años. Las
investigaciones pedagógicas más recientes en EEUU-UK y Escandinavia redescubren
las virtudes de la ED: niños y niñas tienen ritmos de maduración y aptitudes
discentes diversas, que se ven mejor atendidas por separado. De hecho, los
“perdedores” en la coeducación son los chicos: el retraso madurativo respecto a
las chicas y la mayor inquietud e hiperactividad en el aula llevan a cierta
“criminalización” educativa del varón. Lo cierto es que la brecha (en
porcentaje de abandono escolar, calificaciones promedio, etc.) entre chicos y
chicas sigue ampliándose (abandono escolar masculino en 2010: 34.8%; femenino:
22.2%).
La ED
buscar optimizar el potencial discente de ambos sexos; objetivo que, al
parecer, se alcanza más fácilmente por separado. Entre los decididos valedores
de la ED se encuentran iconos progresistas como Hillary Clinton o Arne Duncan,
secretario de Educación con Obama. La ED es aplicada actualmente en 540
escuelas públicas norteamericanas. En Inglaterra existen 416 escuelas públicas
de ED, y 676 privadas. Según informe de la England’s National Foundation for
Educational Research, de las 100 mejores escuelas británicas, 81 eran de ED.
Esta tendencia general se ve confirmada a escala andaluza: los centros que
practican la ED obtienen resultados en selectividad y pruebas de diagnóstico
claramente superiores al promedio. Suprimiendo el concierto de esos centros, la
Junta de Andalucía pone definitivamente las ventajas de la ED fuera del alcance
de los menos pudientes. ¡Todo sea por la igualdad!
Pero
para enterarse de estas cosas hay que leer un poco. ¿Y quién tiene tiempo de
leer, cuando hay todo un museo de prejuicios decimonónicos que cuidar?
Para
más informacion sobre la resistencia de los padres andaluces al cierre de los
centros de educación diferenciada, recomendamos visitar la página web de la
plataforma Mis padres deciden pinchando aquí.
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