martes, 24 de enero de 2012

Conclusiones del Congreso español de ANDOC. Asociación Nacional para la defensa de la Objeción de Conciencia

      
         La objeción de conciencia, como derecho y reconocido por el Tribunal Constitucional de España, no debería necesitar una regulación legal para que la ejerciten los profesionales sanitarios

 X Congreso Nacional / www.andoc.es / Sevilla, 10 y 11 de noviembre de 2011

La objeción de conciencia, como derecho y reconocido por el Tribunal Constitucional de España, no debería necesitar una regulación legal para que la ejerciten los profesionales sanitarios (médicos, farmacéuticos, profesionales de enfermería, asistentes sociales, etc.) en los supuestos que afectan de modo directo al principio y final de la vida y a la libertad profesional. En coherencia con ese presupuesto, manifestamos nuestra oposición a la creación de registros administrativos de objetores de conciencia.

Las ideologías políticas no deben interferir en la libertad de los profesionales de la Salud, en la relación entre médico y enfermo, y, en general, en la asistencia sanitaria de la población.

El Código de Deontología médica recientemente aprobado, a pesar de contener principios y guías prácticas de indudable valor, y de afirmar abiertamente el derecho a la objeción de conciencia, incluye algunos puntos ambiguos, que convendría fueran aclarados, mediante una adecuada interpretación por parte de los organismos colegiales y, en particular, por la Comisión Central de Deontología. Nos referimos, especialmente, a los artículos 7 (concepto de acto médico) y 55 (objeción de conciencia a la información relativa al aborto).

El derecho a la información es fundamental en la relación médico paciente, pero en el caso singular del aborto, no puede olvidarse que, según la normativa vigente, la práctica del aborto es un proceso único que incluye información, entrega de documentación, derivación a Centro concertado y realización, en su caso, del aborto. Un médico que obre conforme a su ciencia y su conciencia bastaría con que informase, dentro de las normas de consentimiento libre e informado, de la naturaleza clínica del aborto, “de las prestaciones sociales a las que tendría derecho, caso de proseguir el embarazo, y sobre los riesgos somáticos y psíquicos que razonablemente se puedan derivar de su decisión” (art. 55,1 nuevo Código), sin que quepa obligarle a informar sobre cómo y dónde se realizan abortos.

Animar a los profesionales sanitarios a participen activamente en las Comisiones Deontológicas de sus Colegios.

Promover políticas de prevención sanitaria adecuadas y fundadas científicamente, ante las enfermedades de transmisión sexual y, en especial, frente al uso de la pdd,, que partan de los principios señalados en el artículo 25, 2 y 3 del nuevo Código de Deontología Médica. Habida cuenta de las dudas científicas sobre el mecanismo de acción de la píldora y sus efectos para la salud, en especial, de las jóvenes:
     “2. El médico debe ofrecer consejos leales y competentes al paciente para que éste asuma sus responsabilidades en materia de salud, incluyendo la higiene y la promoción de actividades preventivas de valor probado. Le informará del riesgo que ciertos hábitos pueden significar para su salud.
      3. La promoción de actividades preventivas sólo es deontológicamente correcta cuando tienen un valor científico probado.

Promover acciones conjuntas y coordinadas entre las asociaciones profesionales y entidades pro vida, para conseguir que las recomendaciones y resoluciones de los organismos internacionales, sean más acordes con el respeto al derecho a la vida. En particular, continuar trabajando para que se reconozca internacionalmente el estatuto del embrión humano.

Dar a conocer, de modo más claro, a los profesionales sanitarios que tienen reconocido su derecho a la objeción de conciencia y cuentan con instrumentos jurídicos para defenderlo tanto en el ámbito administrativo como en el civil. Afirmar la dignidad de los enfermos y ancianos que se encuentren en el trance final de la vida, reconociendo y garantizando a través de las oportunas medidas legales, el derecho a unos cuidados paliativos de calidad, así como la asistencia de profesionales capacitados.

De cara a la futura política socio sanitaria que se plantee en España: incentivar las políticas de apoyo a la maternidad y de asistencia a mujeres embarazas en riesgo, garantizar la protección legal de la vida del nasciturus, tal como indica el Tribunal Constitucional, y, en este sentido, abolir cualquier ley o disposición que consagre el aborto como derecho o como solución terapéutica.







martes, 17 de enero de 2012

Cinco mitos sobre la persecución anticristiana


JOHN L. ALLEN DISECCIONA EN SU COLUMNA DEL NATIONAL CATHOLIC REPORTER CINCO IDEAS ERRÓNEAS SOBRE LA PERSECUCIÓN DE LOS CRISTIANOS EN EL MUNDO DE HOY. ADVIERTE QUE ESTE TEMA NO RECIBE LA MISMA ATENCIÓN QUE OTROS ATAQUES  
martes 17 de enero de 2012

El primer mito es que los ataques contra los cristianos solo se producen allí donde son minoría. Si se tiene en cuenta, por ejemplo, los asesinatos de sacerdotes o laicos dedicados a la evangelización en 2011, no pocos se produjeron en países donde los cristianos son mayoría (Colombia, México, Filipinas, Burundi...).

El segundo mito es que la persecución proviene solo de islamistas radicales. Pero aunque esto sea verdad en algunos países (Afganistán, Pakistán, Somalia...), sin embargo, también hay ejemplos de convivencia armoniosa entre cristianos y musulmanes en no pocos países. Y, por otra parte, hay ataques anticristianos que tienen otros orígenes: ultranacionalistas (Turquía); gobiernos dictatoriales sobre todo en versión comunista (China, Corea del Norte); hinduistas radicales (algunas regiones de la India); budistas radicales (Sri Lanka); intereses económicos (como en la región amazónica de Brasil); narcotráfico (México)...

El tercer mito es que “nadie lo vio venir” y que se trata de hechos aislados. Allen ofrece el ejemplo de Turquía para mostrar cómo el asesinato de un obispo católico estuvo precedido de un clima de opinión pública anticristiano.

El mito número cuatro es que “la persecución responde solo a motivos religiosos”. Allen advierte que las razones por las que los cristianos son atacados no responden solo a la definición tradicional de martirio –ser matado por odio a la fe–, sino a una variedad de circunstancias que ponen en riesgo a los cristianos, pero que hunden sus raíces en su fe.

El quinto y más pernicioso mito es que el tema de la persecución anticristiana es un asunto de derechas. Así, en vez de ser denunciado y combatido como cualquier otra persecución por razón de las ideas, se ve con desconfianza como un tema que crea división política.





jueves, 12 de enero de 2012

Trasladando fiestas


Si Zapatero hubiese tenido la ocurrencia de trasladar las fiestas a los lunes, y de cargarse de paso festividades de gran arraigo como la Asunción de la Virgen o el día de Todos los Santos, habríamos escuchado enseguida -con voz tonante y airada- que su propósito no era otro sino descristianizar la sociedad

         

 Juan Manuel de Prada  ABC




Si Zapatero hubiese tenido la ocurrencia de trasladar las fiestas a los lunes, y de cargarse de paso festividades de gran arraigo como la Asunción de la Virgen o el día de Todos los Santos, habríamos escuchado enseguida -con voz tonante y airada- que su propósito no era otro sino descristianizar la sociedad. Pero quien ha tenido la ocurrencia ha sido Rajoy; y, misteriosamente, nadie le ha atribuido semejante propósito. De donde se deduce -risum teneatis- que si las festividades religiosas se las carga un gobierno de izquierdas, hemos de presumir que su propósito es descristianizar la sociedad; en cambio, si quien se las carga es un gobierno de derechas, hemos de presumir que su propósito es «racionalizar el calendario laboral y reactivar la economía». Que la economía vaya a reactivarse por quitar cuatro días de fiesta, o por correrlos al lunes, es una sandez que sólo se le habría ocurrido a aquellos arbitristas demenciales de los que se cachondeaba Quevedo; pero vivimos en una época tan confusa que las sandeces más grotescas pueden pasar fácilmente por ideas geniales.

El mundo liberal siempre tuvo la obsesión de cepillarse el calendario cristiano. Primero lo intentó con el desquiciado calendario napoleónico; y, fracasado aquel empeño arbitrista, se dedicó, al tiempo que la Iglesia reducía sus fiestas de precepto, a multiplicar las suyas, hasta tupir el calendario con una caterva de fiestas civiles, a cada cual más relamida y rimbombante. Las fiestas verdaderas, que sólo pueden ser religiosas, no tienen más sentido que santificar la vida: se basan en la necesidad que el hombre tiene de encontrarse a sí mismo bajo la luz de una fe comunitaria; y se cumplen en la recepción de un don espiritual. Las fiestas civiles, que son falsificaciones paródicas de las religiosas, nunca cumplieron ninguna de estas dos funciones; pero su proliferación insensata logró enturbiar el sentido originario de las fiestas religiosas, hasta equipararlo con el de las fiestas civiles, como mera ocasión para el ocio consumista. Una vez lograda esta equiparación turbia, se prueba ahora a cambiar de fecha las fiestas religiosas, o a borrarlas del calendario, en la confianza de que su traslado o supresión no ocasionará mayores resistencias que el traslado o supresión de las insustanciales fiestas civiles. Y como quien anuncia esta barrabasada no es Zapatero, sino Rajoy, ni los católicos rechistamos, en lo que se demuestra que la ofuscación ideológica ha logrado desecar el meollo de nuestra fe, convirtiéndola en una sucesión de automatismos vacuos; en esto consiste el fariseísmo.

Existe un axioma biológico infalible: a medida que disminuye lo vivo, aumenta lo automático. Cuando las fiestas religiosas se convierten en un automatismo vacuo importa poco, en efecto, que se cambien de día. Si fuesen fiestas vivas, su traslado por decreto nos resultaría tan desquiciado y abusivo como una orden ministerial que nos exigiese celebrar nuestro cumpleaños en domingo, o parir durante el mes de vacaciones; pues ese traslado obedece a la misma visión mecanicista -automática- del hombre, reducido a un gurruño de carne sin necesidades espirituales, para quien las fiestas se han convertido en meras ocasiones para el ocio consumista. ¡A trabajar y a consumir, españolitos sin fe, que hay que «reactivar» la economía!

«Al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará», leemos en el Evangelio. Así se recompensa la fe de los tibios. Después de todo, la ocurrencia de Rajoy de quitarnos o trasladarnos las fiestas religiosas puede que sea un instrumento del designio divino.