lunes, 26 de agosto de 2013

El valor de una sonrisa




Acogiendo con amor. Son tantos y tan diversos los encuentros que, cada jornada tiene quien atiende el mostrador de una farmacia que nos resultará muy interesante analizar las circunstancias, internas y externas, que acompañan a la actitud vivida en cada uno de esos momentos. Y no digamos respecto a las consecuencias resultantes de los mismos.




Manuel Álvarez Romero
Director del Centro Médico Psicosomático de Sevilla
Presidente de la SAMP
www.psicosomatica.net



Nos fijaremos, en este artículo, en la sonrisa que regalamos y en la que somos capaces de provocar mientras se realiza la atención de los clientes en una oficina de farmacia.

La sonrisa
Desde el punto de vista fisiológico, una sonrisa es la expresión facial consecuente de activar los 17 músculos existentes cerca de los extremos de la boca y alrededor de los ojos. En los humanos, es una expresión común que refleja placer o entretenimiento, pero que también puede ser una expresión involuntaria de ansiedad o de algunas otras emociones como la ira o la ironía.
Varios estudios han demostrado que la sonrisa es una reacción normal ante ciertos estímulos y ocurre independientemente de cuál sea la cultura. No es una reacción que uno aprenda, sino que se nace con ella: los niños que nacen ciegos sonríen desde un principio. En losanimales, la exposición de los dientes, que podría parecer una sonrisa, significa casi siempre una amenaza o una señal de presentación. También un mimetismo conductual por su relación con los humanos.
El sonreír no solo cambia la expresión de la cara, sino que también hace que el cerebro produzcaendorfinas, al igual que sucede con el ejercicio físico, sustancias capaces de reducir el dolor físico o emocional y de provocar una sensación de bienestar.

Sonrisa y madurez
La madurez tiene mucho que ver con la sonrisa, con la risa y con el sentido del humor que es la capacidad que poseemos los seres humanos para relativizar lo que debe ser relativizado. La persona madura, distingue lo risible de lo irrisible y sabe, sobre todo, no tomarse a sí misma demasiado en serio, sabe reírse de sí misma. Reírse significa dejar de girar alrededor de si mismo para girar en otra órbita, la de la realidad. No recuerdo quién fue pero sé que alguien definió al ser humano como el único animal capaz de reír, como el animal que ríe.

Efectos de la sonrisa madura
La madurez que la sonrisa expresa y alimenta comprende el aprender a disfrutar con lo pequeño, lo cotidiano y lo normal, descubriendo su cara amable. Y también el no sacar de quicio los problemas.
Sabiendo ver lo que sucede en su verdadera dimensión, dándole importancia a lo que realmente la merece. Ser maduro significa tener flexibilidad, en lenguaje coloquial tener cintura sabiendo adaptarse a las diversas circunstancias y personas. Ser maduro significa tener ilusiones y proyectos, darse tiempo, tener paciencia con uno mismo y con los demás.

La madurez implica aceptar las circunstancias que tengo tal y como son y no vivir permanentemente pensando en cómo deberían ser. Instalarme en la realidad tal cual es sin escapar de ella, afrontando la vida tal como se me presenta. Así podemos llegar a estructurar la sonrisa como expresión de la propia madurez y ésta, a su vez actuará como gestora de la sonrisa, pero de la sonrisa “verdadera”, de esa que implica la alegría y la paz del que ríe, también, con sus ojos.

Sonrisa y comunicación
La sonrisa y la risa tienen efectos positivos no sólo en la propia personalidad sino en nuestras relaciones con los demás pues la risa engrasa la convivencia. Poseer la capacidad de hacer reír al otro es una de las mejores cualidades que puede poseer una persona. Cada día se valora más a la gente capaz de hacer reír, de hacer un guiño en situaciones que se presentan con tintes dramáticos y así nos hacen salir de una atmósfera enrarecida proporcionándonos una brizna de aire fresco. Hacer reír es como abrir una ventana que permite respirar al alma y descargarla de tensiones. La risa es buena terapia para preservar nuestra salud mental y nuestro equilibrio personal.

Sonrisas verdaderas y falsas
Curiosamente, existe un indicador fisiológico muy simple de la armonía cerebral     del  hombre, con fundamentos biológicos bien estudiados desde hace ya más de un siglo: la sonrisa. Y podemos distinguir la falsa sonrisa de la verdadera sin capacidad de disimulo. Una sonrisa “falsa” –la que uno se impone por razones de orden social o conveniencia- sólo moviliza los músculos zigomáticos del rostro, los que al desplazar los extremos de la comisura labial dejan  los dientes al descubierto.

        Por el contrario, una sonrisa “verdadera” moviliza además los músculos que rodean los ojos. Y como éstos no pueden contraerse voluntariamente, es decir, mediante las órdenes del cerebro cognitivo, dicha orden debe provenir de las regiones cerebrales límbicas, primitivas, emocionales y profundas. Por esta razón, los ojos no mienten nunca: sus pliegues señalan la autenticidad de una sonrisa.

La sonrisa del cerebro
        Una sonrisa cálida y verdadera, nos da a entender intuitivamente que nuestro interlocutor se encuentra, en ese preciso instante, en un estado de armonía entre lo que piensa y lo que encuentra, entre lo que percibe y lo que siente. El cerebro humano tiene una capacidad innata para alcanzar el estado de bienestar emocional y su símbolo más universal es la sonrisa.

Cuesta poco y vale mucho. Si nos hacemos estas sencillas preguntas nos será más fácil regalar sonrisas.

¿Cuánto cuesta una sonrisa?
– Nada.

¿Cuánto beneficio nos puede dar?
– Mucho.

¿Qué tiempo dura?
– Un instante.

¿Y cuánto perdura en la memoria?
– A veces toda la vida.

¿Quién es tan rico que no la necesite?
– Nadie.

¿Quién es tan pobre que no pueda regalarla?
– Nadie.

¿Se empobrece el que la da?
– Al contrario, se enriquece.

¿Se puede comprar, vender o robar?
– Sólo se puede ofrecer gratuitamente.

¿Y quién es el que está más necesitado de una sonrisa?
– Aquél que no tiene ninguna para dar.

Una conclusión inteligente: Sonríe siempre, para no dar a los que no te quieren el placer de verte triste, y para dar a los que te aman la certeza de que eres feliz.








No hay comentarios:

Publicar un comentario