Pablo Neruda (1904-1973)
Muere
lentamente quien se transforma en esclavo del hábito, repitiendo todos los días
los mismos trayectos, quien no cambia de marca, no arriesga vestir un color
nuevo y no le habla a quien no conoce.
Muere
lentamente quien hace de la televisión su
gurú.
Muere
lentamente quien evita una pasión, quien prefiere el negro sobre blanco y los
puntos sobre las "íes" a un remolino de emociones, justamente las que
rescatan el brillo de los ojos, sonrisas de los bostezos, corazones a los
tropiezos y sentimientos.
Muere
lentamente quien no voltea la mesa cuando está infeliz en el trabajo, quien no
arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien no se
permite por lo menos una vez en la vida, huir de los consejos sensatos.
Muere
lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye música, quien no
encuentra gracia en si mismo.
Muere
lentamente quien destruye su amor propio, quien no se deja ayudar.
Muere
lentamente, quien pasa los días quejándose de su mala suerte o de la lluvia
incesante.
Muere
lentamente, quien abandonando un proyecto antes de iniciarlo, no preguntando de
un asunto que desconoce o no respondiendo cuando le indagan sobre algo que
sabe.
Evitemos
la muerte en suaves cuotas, recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo
mucho mayor que el simple hecho de respirar.
Solamente
la ardiente paciencia hará que conquistemos una espléndida felicidad.
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