Si te
asalta el pensamiento de que todo cuanto has imaginado sobre Dios es falso y
equivocado y que Dios no existe, no te sobresaltes por eso.
A todos les sucede
lo mismo. Pero no creas que tu incredulidad procede de que Dios no existe.
Si
ya no puedes creer en el Dios en que antes creías, esto se debe a que en tu fe
había algo equivocado y tienes que esforzarte en comprender mejor eso que
llamas Dios.
Cuando un salvaje deja de creer en su dios de madera, eso no
significa que no hay Dios, sino que el verdadero Dios no es de madera.
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