miércoles, 25 de septiembre de 2013

Amparo, exrevolucionaria y funcionaria de la ONU: «Mi trabajo era destrozar la fe de los católicos»



                                              
F. Navascués / Religión en Libertad     7 mayo 2013     



Amparo lo tuvo claro. Era la Virgen María quien le hablaba.

Todo sucedió cuando recibió un disparo de la policía en plena refriega. Cuando despertó en el hospital decidió que su vida debía cambiar radicalmente.

Su “enfangada” vida debía dar un giro de 180º y dejar de lado su servilismo político y su vida de pecado, y dedicarse a las mujeres y a los niños buscando su auténtico bien.

Un abuelo católico
Ella había nacido en una familia muy normal de Ecuador. Su fe era tradicional, de Misa dominical y poco más. La excepción de la regla fue su abuelo, quien sí vivía una auténtica vida cristiana.

En cierta ocasión, siendo Amparo adolescente y de camino hacia el ateísmo, su abuelo le dejó unas palabras que no habría de olvidar nunca. Estaban entrando en una iglesia, y ante una imagen de la Virgen le dijo: “Mírala a los ojos. Ella es la única que te va a salvar y la que te va a llevar a la fe”. La cosa quedó ahí.

El resto fue una caída libre: expulsada del colegio por pelearse con una monja, y un encuentro con evangélicos que acabaron de rematar su camino rebelde y ateo.

La revolución y las izquierdas
Eran los años 70 y 80, y la oferta social que Amparo encontró fuera de la Iglesia era la de los movimientos revolucionarios, la teología de la liberación marxista, el Che Guevara, los movimientos feministas, abortistas, el indigenismo y ese largo etcétera. Se metió de cabeza en todo ello.

Si algo no se le puede reprochar a Amparo es que no fuera una persona coherente con sus principios. Y tomó todas las banderas, las abrazó y se dedicó a ellas. Lo mismo la encontrábamos en una confrontación armada o en una manifestación antigubernamental, que en una campaña a favor de los derechos reproductivos de las mujeres, es decir, promoviendo los anticonceptivos y el aborto.

Se radicaliza en España
Como la situación política en Ecuador se complicó, su padre la envió a España a estudiar Pedagogía Social. En este país obtuvo su título universitario, pero también su radicalización política y el contacto con otros movimientos revolucionarios, ateos y anticlericales.
 
Ya de vuelta a Ecuador, su visión feminista y de izquierdas casaba perfectamente bien con las políticas que lleva a cabo la ONU en Latinoamérica, así que gracias a ello y a su formación llegó a ser responsable en Ecuador del programa de la UNFPA, es decir del Fondo de Población de las Naciones Unidas, desde donde contaba con todos los millones de dólares que necesitase para cumplir, o mejor dicho, imponer los programas contrarios a la natalidad, a favor del aborto y la anticoncepción.

Mi trabajo: quitar la fe a los católicos
Amparo ha explicado en la cadena católica de televisión EWTN que “los grupos comunistas y socialistas saben que la única institución que puede romper sus mentiras es la Iglesia Católica. Entonces –confiesa- lo primero que buscas son argumentos que puedan destrozar la poca fe que tienen los católicos. Ves las noticias o vas detrás de ese sacerdote que no está viviendo su vida en gracia con Dios… Lo publicas y lo sacas en la prensa… Y –concluye- si hay que callar que en Ecuador, el 60% de las obras de ayuda a la gente pobre están en manos de la Iglesia, pues se silencia”.

Dañar a la Iglesia desde dentro
El gran problema de los sacerdotes es su soledad: “Nosotros íbamos buscando a los sacerdotes abandonados en los pueblos y en las serranías para decirles que si Dios existía, entonces por qué permitía la pobreza.

‘La única manera es la revolución. Únase a nosotros, y nosotros le ayudamos’. Había sacerdotes –lamenta ahora- que cedían y que pensaban que tendrían un grupo que le ayudase, que le apoyase, que estuviese con él… En ocasiones les ofrecíamos dinero a los sacerdotes y a las religiosas para que pudieran reconstruir, mejorar sus centros educativos con la única condición de que nos dejaran impartir clases de educación sexual y reproductiva en sus colegios”.

Alejándose aún más de Dios…
En Amparo se cumple aquella cita de Chesterton que “cuando se deja de creer en Dios enseguida se cree en cualquier cosa”.

Inmersa en el ateísmo no dejaba de buscar algún resquicio de espiritualidad en la lectura de cartas, reiki, yoga…: “Como la vida en la lucha de izquierdas era una vida de pecado no te puedes librar de las consecuencias del pecado. Es la muerte espiritual. Son como pequeños pactos con el demonio. Y el demonio te los cobra -advierte. Así que empecé a sufrir por la parte del dinero".

"Alguien me recomendó que me hiciera unas limpias. Tenía mis propios mantras… que ahora que he podido traducirlos dicen ‘yo pertenezco a Satanás’. Las mantras las hice en Estados Unidos e, incluso, llevé a mis hijos al chamán que era un maestro ascendido de la Religión Universal”.

…aunque Dios no está lejos
En cierta ocasión estando en una comunidad, Amparo le retó a Dios. Había una mujer rezando, pero ella empezó a increparla y llamarla loca. Al grado de que acabó rompiéndole una estampita que tenía la pobre señora.

Su prepotencia de revolucionaria no le facilitaba muchas otras soluciones en aquella ocasión. Poco después vino el siguiente paso hacia su conversión.

Herida por una bala de la policía
Amparo había participando en todo tipo de manifestaciones y luchas contra el gobierno. En ocasiones movilizando a los indígenas y facilitando que éstos acudieran armados con lanzas. Pero cierto
día estando en una de ellas fue herida por una bala. Cuando recibió el impacto, Amparo recuerda dos cosas: por un lado a su marido y sus hijos, y por otro lado una paz inexplicable, total. No tenía miedo de irse. Todo era alegría, gozo, paz…

En eso, escuchó una voz que le cantaba: “Vi unos ojos maravillosos. Vi el amor. Eran los ojos de la Virgen. ¡Eran justamente los ojos de la estampa que yo había roto! La estampa de la Virgen Milagrosa. La vi como una adolescente de 15 años. Con traje blanco…”.

Mientras ella se desangraba, lo único que sentía era paz, alegría… En ese momento la Virgen le dijo: “Mi pequeña, yo te amo”. Y le pidió que dejara todas las causas que ella llevaba y que tomara la causa de su Hijo. También se dio cuenta de que detrás de la Virgen había un señor mayor: era su abuelo.

Y su marido la tomó por loca
Cuando se despertó le narró toda la experiencia a su marido, Javier. Él la tomó por loca, y no era para menos. Una atea convencida, militante anticatólica, y despertando de aquellos sueños…

En seguida le llevaron a que maestros ascendidos, a psicólogos y expertos de la Nueva Era la examinaran y la convencieran de que aquellas experiencias eran fruto de sus alucinaciones y las heridas recibidas. Sin embargo, “nadie podía quitarme de la cabeza que era Dios”.

Lo primero, confesarse
“Lo primero que necesitaba era un sacerdote. Necesitaba confesarme. Lo primero, lo primero, era la confesión. Yo le pedía a Dios que no me muriera por el camino, yendo a casa, porque me iría al infierno. En la confesión estaban todos los pecados. Los más horribles”.

Era una nueva etapa, y había que comenzar desde el principio y bien hecho todo. Así que “lo primero que hice fue aprender a amar a Jesús, a amar a los sacerdotes, a amar a la Iglesia, amar a los sacramentos”.

Amparo se sentía totalmente enfangada y a la vez invitada a una nueva revolución: “Lo único que transforma el mundo es Dios. Yo no soy digna. Es tan grande el amor de Dios…”

La conversión de su marido
Amparó rezó e invitó a su marido Javier a la conversión. Con el tiempo, Javier, igual de revolucionario que ella, empezó a dar pruebas de cambio por amor a Amparo.

Debía ser una experiencia dramática en sí misma por el solo hecho de tener que romper con toda una vida de convicciones y lucha comprometida. Amparo lo explica así: “Mi marido aceptó creer en Dios y en la Virgen, pero no creía en el sacramento. Pero Dios nos puso un sacerdote santo en el camino. Por fin se confesó y su confesión duró más de dos horas. Al salir, sintió que se había quitado quintales y quintales de cosas”.

Ahora tocaba denunciar las mentiras de la ONU
La conversión de las personas, las más de las veces, es un proceso largo y con etapas. Amparo estaba en camino, pero aún no renunciaba a toda su vida de pecado. Parte de ella la necesitaba, pues su sueldo de Naciones Unidas era un ingreso necesario para la familia y su ritmo de gastos.
 
Todo vino cuando una amiga suya le pidió información sobre la distribución de la píldora del día siguiente por parte de Naciones Unidas en Ecuador. Amparo era responsable de su importación y distribución en el país.

De hecho su agencia de Naciones Unidas había vendido a Ecuador 400.000 (cuatrocientas mil) dosis de la píldora del día siguiente. La ONU en Nueva York, a la UNFPA en Ecuador: “Nos las venden a 25 centavos de dólar, y nosotros las vendemos entre 9 y 14 dólares. Es un negocio redondo”.

En Ecuador hubo un juicio que perdió Naciones Unidas por la distribución de la píldora y lo ganaron los provida, puesto que tuvieron que reconocer que no es un método anticonceptivo, sino que es antiimplantatorio, es decir abortivo, y que se utiliza cuando los métodos anticonceptivos fallan.

El culmen de su decisión de convertirse y dar un paso definitivo hacia Dios se dio de camino al juzgado en ese juicio que perdió la ONU: “Cuando estábamos llevando la información al Tribunal, un periodista me hizo una pregunta que pensé que era Dios quien me la hacía -estás con Dios o estás con el demonio-. La pregunta fue: ¿Qué pensaba yo de la pastilla del día siguiente? Y, claro, yo seguía trabajando para las Naciones Unidas y apoyaba a todas las organizaciones proaborto. En ese momento me di cuenta de que era el momento de decir la verdad y dejar de mentirme a mí misma. Era una incoherencia ser católica y a la vez, por el dinero, seguir apoyando a una organización que va contra mis valores. Y, claro, dije la verdad y las Naciones Unidas me echaron”.

¿Qué hay detrás de Naciones Unidas?
Detrás de los proyectos de la ONU, detrás de las palabras bonitas que usan cuando hablan de salud reproductiva, en realidad hay toda una promoción del aborto y de los anticonceptivos. Es el único objetivo para toda América Latina.

En la entrevista de Amparo en la cadena de televisión norteamericana EWTN, denunciaba que en el libro “Cuerpos, tambores y huellas”, editado por las propias Naciones Unidas, se reconoce la promoción de las relaciones sexuales en niños desde los 10 años. Y que en él se explica claramente tres cosas:

- que los padres no deben ser informados de la educación sexual que reciben sus hijos,

- que los colegios deben distribuir anticonceptivos a sus alumnos sin conocimiento y consentimiento de los padres,

- y que si un maestro o médico llegase a informar a los padres de que sus hijos están usando anticonceptivos, ese maestro o médico debe ser expulsado de su trabajo por romper el silencio profesional.

Amparo, y no sólo de ella, denuncian la existencia de un completo negocio en el que no se desaprovecha nada: se promueve las relaciones sexuales entre los niños y adolescentes, y se les venden preservativos. Como éstos fallan, entonces se les ofrece el aborto o la píldora del día siguiente. Como el aborto produce restos humanos, estos sirven bien para la experimentación o bien para extraer algunas sustancias que después se usan cremas, champús, etc. Negocio completo.

Se puede ver una conferencia de Amparo Medina en Youtube.


Y ahora en la lucha por la vida
La realidad fue más dura de lo previsto en un primer momento. El matrimonio lo perdió todo cuando salió de la revolución. Tuvieron que renunciar a muchas cosas; las primeras, las materiales. Pero fue “hermoso encontrar juntos el amor de Dios y quitarse los mitos con respecto a los sacerdotes, a la Virgen, a la Iglesia…”

Amparo Medina y su marido Javier Salazar son padres de tres hijos. Ella es Directora ejecutiva de Acción Provida Ecuador además de colaborar y asesorar en otros organismos.

Ahora también lucha por la familia, las mujeres y los niños, pero desde la verdad integral de las personas, y no desde el negocio económico.

Amenazas de muerte
Un nuevo enfoque, sí, pero no exento de peligros. Así, Amparo ha sufrido amenazas de muerte como la que recibió no hace mucho en una caja de zapatos dentro de la cual había una rata muerta con el mensaje “muerte a los provida” y “recuerde que los accidentes existen, recuerde que las muertes accidentales son el día a día de este país, NO SIGA CON SU CAMPAÑA ANTI MUJER Y HOMOFÓBICA…Muerte a los traidores, muerte a los anti Patria, MUERTE O REVOLUCIÓN”.

Amparo no se arredra. Y sigue con su lucha confiada en que tiene en sus manos la posibilidad de defender miles de vidas humanas.

Si desea ver una entrevista realizada a Amparo Medina en la cadena de televisión nortemericana EWTN puede seguirla aquí (es el primero de una serie de 5 vídeos).









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