El Papa denuncia la «precariedad en la que viven gran parte de los hombres y mujeres de nuestro tiempo
artículo de juan vicente boo, corresponsal en roma / www.abc.es / lunes 20 de mayo de 2013
La crisis que sufren y a la vez generan los países
ricos es mucho más que un problema de mercados financieros, según explicó con
extraordinaria crudeza el Papa en su encuentro con los movimientos y las nuevas
comunidades en la vigilia de Pentecostés, celebrada el sábado ante doscientas
mil personas en la plaza de San Pedro. El domingo, la plaza volvió a desbordar
con más de doscientos mil fieles, nuevo récord del pontificado.
Respondiendo sin papeles a cuatro preguntas enviadas
de antemano, Francisco abordó la crisis citando «un midrash bíblico (narración
pedagógica) de un rabino del siglo XII que he contado ya tres veces esta
semana».
La historia relata que «en la construcción de la torre
de Babel, cuando caía un ladrillo era una tragedia y se castigaba al obrero,
pues cada ladrillo era precioso. En cambio, si caía un obrero no pasaba nada».
El Papa añadió que «esto sucede hoy: la gente muere de hambre a causa de la
crisis, pero en cambio nos ocupamos de los bancos» y «si las inversiones
bancarias bajan un poco es una tragedia, pero si mueren de hambre personas que
no tienen que comer o que no tienen salud, no pasa nada. ¡Esta es la crisis de
hoy!».
El obispo de Roma advirtió que «la crisis afecta
también la ética pública, el modelo de desarrollo y la política», pues «al leer
los diarios vemos cómo la falta de ética pública hace un gran daño a la
humanidad entera».
El Papa lo había dicho de modo más formal el pasado
jueves en su discurso escrito a cuatro nuevos embajadores en el Vaticano,
constatando que «la mayor parte de los hombres y mujeres de nuestro tiempo
continúan viviendo en una precariedad cotidiana con consecuencias funestas»
hasta el punto que «el temor y la desesperación oprimen el corazón de muchas
personas incluso en los países ricos».
En su opinión, «una de las causas está en la relación
que tenemos con el dinero, en aceptar su dominio sobre nosotros y nuestra
sociedad. La crisis financiera nos hace olvidar que su origen es una profunda
crisis antropológica».
Según el Papa, «la crisis mundial expone las
deformidades de la economía y la finanza pero, sobre todo, la grave carencia de
su perspectiva antropológica, que reduce la persona a una sola de sus
exigencias: el consumo».
El resultado es que «la solidaridad es considerada
contraria a la racionalidad financiera y económica. Mientras los ingresos de
una minoría aumentan de modo exponencial, los de la mayoría se debilitan». Ese
desequilibrio «proviene de ideologías que promueven la autonomía absoluta de
los mercados y de la especulación financiera». A eso se añaden «una corrupción
tentacular y una evasión fiscal egoísta que asume dimensiones mundiales».
Poco antes el Papa se había referido a la crisis en un
largo discurso —sin texto escrito— a los obispos y miembros del comité
ejecutivo de Caritas Internationalis, que reúne las Cáritas de todo el mundo.
El hombre, en peligro
Francisco les dijo que «estamos viviendo una época de
crisis muy grave, muy grave. Y no es solamente una crisis económica. Es también
una crisis cultural y una crisis de fe».
Según el Papa, «hoy en día está en peligro el hombre,
la persona humana. Está en peligro la carne de Cristo. Para nosotros, toda
persona, y más si está enferma o si está marginada es la carne de Cristo. El
trabajo de Cáritas es darse cuenta de eso».
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