El movimiento gay reclama un cambio en la
sociedad para que las mujeres que quieren “salir del armario” puedan hacerlo
con la cabeza alta.
Artículo
de Fernando Rodríguez Borlado / www.aceprensa.com
Pero
esta opción por la visibilidad de los homosexuales resulta bastante selectiva.
El lobby gay actúa frecuentemente como si los problemas de todos los
homosexuales les pertenecieran, y cuando se alza una voz discordante con sus
postulados no dudan en acallarla.
En
los últimos meses, un par de sucesos han puesto de manifiesto este afán censor.
El primero fue la campaña contra el libro Comprender y sanar la homosexualidad,
de Richard Cohen, antiguo homosexual; finalmente lograron que dos de los
mayores vendedores de libros en España –El Corte Inglés y La Casa del libro– lo
retiraron de sus catálogos, aunque actualmente se puede adquirir, en formato PDF,
desde la tienda online de El Corte Inglés. El subtítulo del libro decía:
“Alguien que tú conoces necesita este libro”. Sin embargo, el lobby gay ha
decidido que nadie necesita ese libro, que esa gente no existe.
La
tendencia a silenciar al discrepante se ha vuelto a poner de manifiesto a raíz
de la ya célebre homilía de Mons. Reig Pla, en los oficios televisados del
último Viernes Santo. El Obispo de Alcalá dedicó la homilía a hablar del
sentido del dolor, y mencionó algunas formas de sufrimiento especialmente
duras, porque afectan a la capacidad de amar y ser amado. Como ejemplo, se
refirió al “infierno” que viven muchas personas que luchan con la confusión
respecto de su sexualidad, y que en ocasiones eligen un camino equivocado para
resolver esas dudas.
La
indignación de los colectivos de gays y lesbianas saltó enseguida, con el
anuncio además de una posible querella contra el Obispo. Ya puestos a
indignarse, reclamaron a TVE que eliminara de su web el corte que recogía dicha
homilía.
Tampoco
les ha gustado que una veintena de hombres y mujeres que han sufrido ese
malestar sobre su orientación sexual de que hablaba Mons. Reig y que han
buscado ayuda para dominarla, hayan decidido publicar sus experiencias en la web
del obispado de Alcalá. Esos testimonios de gente que ha abandonado el estilo
de vida gay no tienen derecho a salir del armario.
Se
podrá estar en desacuerdo con las tesis de Cohen, y entonces lo lógico es
contraargumentar desde la psicología; lo mismo puede decirse respecto de la
homilía de Mons. Reig: en ese caso, sería interesante un debate antropológico o
teológico, porque es en la antropología y en la teología donde se mueven los
argumentos del Obispo. Lo que no tiene sentido es subirse a la torre de marfil
de una supuesta instancia supra moral y supra científica, y rasgarse las
vestiduras como única respuesta.
Si
hay que promover la visibilidad de los gays, de las lesbianas, de los
transexuales, de los bisexuales, no cuesta nada añadir también la de los ex
homosexuales.
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