A return to modesty/ A lost vitue
Wendy Shalit (Rialp) 2012. 399 pg
www.aceprensa.com / miércoles 7 de marzo de 2012
En
este ensayo sobre la modestia y el pudor, Wendy Shalit realiza un diagnóstico
de su situación actual, indaga en su significado más profundo y, por último,
traza un interesante mapa para su recuperación. Esta joven autora –judía, licenciada
en filosofía–, que cuando publicó el libro en 1999 tenía 23 años, piensa que
como consecuencia de una indiscriminada educación sexual y de un ambiente
desinhibido se ha ridiculizado el deseo de enamorarse, casarse y tener hijos.
Pero se trata de una farsa porque la experiencia demuestra que muchas mujeres,
tras múltiples relaciones inestables, buscan compromiso sobre todo.
El
problema es que la moda ha conseguido identificar pudor y modestia con
mojigatería. Shalit, con humor, comenta que si las peores aberraciones no
avergüenzan a nadie, ¿por qué no se puede vivir con pudor? Propone valentía. En
este sentido, explica que la falta de pudor y de modestia de algunas mujeres es
una forma de coacción. Una mujer sabe a veces por dónde agarrar a un hombre fácilmente.
Y eso es limitar su libertad de alguna manera.
Por
otro lado, la tarea de recuperar el prestigio del pudor implica, a juicio de la
autora, algo más profundo que renovar el vestuario o las actitudes femeninas.
La modestia sólo es razonable si partimos de la diferencia sexual. Por ello
mismo, la tarea no es exclusiva de las mujeres: demanda también otras
exigencias en los hombres y en todo el contexto social.
Shalit
señala que la modestia, el pudor, el honor y la educación pueden dar nuevo
sabor y atractivo a las relaciones entre hombres y mujeres. Toda su
argumentación se apoya en la hipótesis de que hombres y mujeres somos distintos
en algunos aspectos, que el matrimonio y la familia son importantes personal y
socialmente, y que el sexo no es una 'asignatura'. Y se atreve a proponer que
las relaciones sexuales tienen un contexto propio en el matrimonio.
El
pensamiento de Shalit tiene una sólida base antropológica. Pero aunque utiliza
algunos argumentos filosóficos, la fuerza de su mensaje reside sobre todo en el
sentido común que derrocha. Tampoco es una experta en moral ni apela a la
religión. Y, por supuesto, habla fundamentalmente desde su experiencia, la de
una mujer joven que no profesa el puritanismo. El libro de Shalit, con su
descarada defensa del pudor, es también de los que hacen pensar y a ratos reír.
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