domingo, 25 de marzo de 2012

Manifiesto 25 de marzo

 Por una investigación biomédica eficiente, respetuosa con el ser humano y adecuada a la legislación europea 

El Manifiesto 25 de marzo tiene como fin concienciar a la opinión pública de la necesidad de respetar la dignidad del embrión humano y de impulsar en España cambios legislativos que se adecúen a la reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que excluye la posibilidad de registrar en toda Europa patente alguna que sea fruto de investigaciones que hayan implicado la manipulación y destrucción de embriones humanos, así como la utilización de éstos con fines comerciales e industriales. 

Inicialmente, el Manifiesto ha sido suscrito por numerosos expertos (profesores de Universidad, investigadores, académicos e intelectuales relacionados con la Bioética, las Ciencias de la Salud y el Derecho) así como por varias asociaciones y entidades. 

Ahora estamos recabando adhesiones de ciudadanos de cualquier condición y profesión que estén de acuerdo con el Manifiesto. 

Manifiesto 25 de marzo 

 Madrid, a 25 de marzo de 2012 

 Los abajo firmantes, profesores de Universidad, investigadores, académicos e intelectuales de diferentes profesiones relacionadas con la investigación, las ciencias de la salud y el Derecho, solicitamos al Gobierno de España la revisión de las leyes 14/2006 de Reproducción Humana Asistida y 14/2007 de Investigación Biomédica, por contener ambas en su articulado elementos opuestos al ordenamiento jurídico europeo y resultar contradictorios con el espíritu de respeto a la dignidad humana que emana de dicho ordenamiento y es la base sobre la que se asienta la defensa de los Derechos Humanos. 

En concreto, los puntos en conflicto son los siguientes: 

1. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea con sede en Luxemburgo dictó una sentencia el 18 de octubre de 2011 (en el caso Brüstle v. Greenpeace, asunto C-34/10) para resolver una cuestión planteada por el Tribunal Supremo alemán sobre la posibilidad o no de patentabilidad de un procedimiento de células progenitoras neuronales obtenidas a partir de células troncales embrionarias. La citada sentencia excluye, sin lugar a dudas, la posibilidad de registrar en toda Europa patente alguna que sea fruto de investigaciones que hayan implicado la manipulación y destrucción de embriones humanos, así como la utilización de éstos con fines comerciales e industriales. 

Dicha prohibición la fundamenta el alto tribunal en el respeto debido a la dignidad humana, presente ya desde los primeros estadios de desarrollo del individuo. La legislación europea sobre patentes, como recuerda igualmente la sentencia, prohíbe que el cuerpo humano, en las diferentes etapas de su constitución y desarrollo, pueda ser patentado. A todos los efectos, el Tribunal europeo define «embrión humano» como “todo óvulo humano a partir del estadio de la fecundación, todo óvulo humano no fecundado en el que se haya implantado el núcleo de una célula humana madura y todo óvulo humano no fecundado estimulado para dividirse y desarrollarse mediante partenogénesis”. No hay lugar a dudas, pues, de hasta dónde llega la protección jurídica del embrión humano, y la imposibilidad de patentar descubrimientos que requieran su manipulación y destrucción, fundamentada en el respeto inherente a su dignidad como individuo perteneciente a la especie humana. 

Esta prohibición se extiende no sólo a los fines de comercialización sino también de investigación, tal como señala la citada sentencia. Dado que dicho principio condena la patentabilidad de los posibles descubrimientos que se pudieran llevar a cabo a partir de la experimentación con embriones, carece de sentido que nuestras leyes sigan permitiendo su uso para investigación ni que se continúen malgastando recursos económicos para ello. 

2. El Convenio Europeo sobre los Derechos Humanos y la Biomedicina (Convenio de Oviedo), al que nuestro país se adhirió el 1 de septiembre de 1999 (siendo por tanto, vinculante para España) y que entró en vigor en enero de 2000, establece en su artículo 1 que los países firmantes del mismo “… protegerán al ser humano en su dignidad y su identidad y garantizarán a toda persona, sin discriminación alguna, el respeto a su integridad y a sus demás derechos y libertades fundamentales con respecto a las aplicaciones de la biología y la medicina.” 

Las leyes españolas 14/2006 y 14/2007 no garantizan dicha protección, al permitir actuaciones sobre el embrión de menos de 14 días, tales como la selección genética de embriones, previa a su implantación, con fines eugenésicos, la destrucción pasado cierto tiempo de los embriones sobrantes de ciclos de FIV o la posibilidad de su utilización para fines de investigación, o incluso la clonación con fines terapéuticos mediante la técnica de transferencia nuclear. Cabe recordar que esta última posibilidad quedó expresamente prohibida en la cláusula añadida al mencionado Convenio de Oviedo, firmada por España en 2001. 

Dichas actuaciones se realizan amparadas en la arbitraria utilización del término acientífico “pre-embrión", con el que se oculta la existencia del embrión a fin de permitir que se vulnere su dignidad mediante estas y otras prácticas. De hecho, la propia Ley 14/2007, en su artículo 3, define el término pre-embrión como un embrión (desde que es fecundado hasta 14 días más tarde), ya que no es asimilable a ningún otro concepto. 


Por todo ello, los firmantes de este Manifiesto recordamos al Gobierno de España que los proyectos de investigación que conlleven la utilización o destrucción de embriones humanos no pueden ser patentados en Europa. Por tanto, no deben ser permitidos legalmente en nuestro país y mucho menos ser financiados con fondos públicos o privados. 

En consecuencia solicitamos

1. Que nuestra legislación, y en particular, las citadas leyes 14/2006 de Reproducción Humana Asistida y 14/2007 de Investigación Biomédica, sean reformadas para que incluyan estos principios y se adecuen con la legislación europea. 

2. Que se dediquen los suficientes recursos económicos a proyectos que utilicen células troncales adultas y células IP’s, que están cosechando éxitos notables y numerosos, mientras que la investigación con células troncales embrionarias, tras más de 10 años de trabajos, no ha obtenido resultado terapéutico alguno. 

Puedes adherirte al Manifiesto 25 de marzo cumplimentando en la siguiente dirección.





domingo, 11 de marzo de 2012

Libertad real de las mujeres para decidir


Escribe el académico Luis María Ansón en el diario El Mundo una de sus 'Cartas boca arriba' ('Libertad real de la mujer para decidir', Orbyt), dirigida al ministro de Justicia español, Alberto Ruiz-Gallardón, acerca del aborto en España

www.elmundo.es / extraído de www.scriptor.org / domingo 11 de marzo de 2012


“Querido ministro…

En un memorable artículo publicado por el ABC verdadero, Miguel Delibes cuestionaba algunos aspectos del aborto y aseguraba que el progresista auténtico está siempre a favor del débil y en contra del fuerte, a favor del pobre y en contra del rico, a favor de la mujer y en contra del hombre, a favor del negro y en contra del blanco... Y a favor del feto y en contra de la madre, porque el feto es el débil y la madre la fuerte. Aquel artículo de Delibes, ampliamente reproducido en España y fuera de España, dio contenido razonador e intelectual a los que se manifiestan en contra del aborto. No estamos, por otra parte, ante una cuestión de moral religiosa, sino de derecho natural.

Tu argumentación actual, querido ministro, no puede ser más sagaz e inteligente y, tal vez por eso, ha desencadenado la tormenta en muchas de esas asociaciones proabortistas que viven del dinero público y en las que algunas feministas se forran los bolsillos de Prada. Según las encuestas a las que, sin duda, has tenido acceso, el 80% de las embarazadas que han abortado habrían decidido no hacerlo si hubieran recibido apoyos para tener a sus hijos. Tratas ahora de restablecer la libertad de la mujer para decidir, eliminando la coacción estructural a la que está sometida por una sociedad implacable. Sobre las embarazadas presionan en muchas ocasiones las familias; en otras, los novios o maridos; a menudo factores económicos o del entorno social; casi siempre el temor a perder el puesto de trabajo.

Has introducido, querido ministro, en el debate sobre el aborto un factor que no contempló Delibes: el condicionamiento estructural. No es fácil que los energúmenos, que las energúmenas, entiendan la solidez y la profundidad de tu mensaje. Al margen de convicciones religiosas, al margen del derecho natural que en mi opinión es lo principal, tú has aceptado la situación como está y has propuesto que la mujer decida libremente si desea o no desea abortar. En lugar de dar facilidades para interrumpir el embarazo pretendes otorgar facilidades para que la mujer que desee tener el hijo del que está encinta lo pueda dar a luz sin coacciones familiares, médicas, económicas, empresariales o de pareja. El aborto no es un bien que conviene amparar, como ha dicho Juan Manuel de Prada, sino un mal al que hay que combatir.

Te van a crucificar, querido ministro, sobre todo aquellas organizaciones feministas que han hecho de la defensa del aborto un excelente negocio personal, cubiertas como están por las subvenciones de las Administraciones públicas. Créeme que somos muchos los que te vamos a ayudar a que lleves la cruz a cuestas por el calvario de las incomprensiones y las agresividades.

Entre otras razones, porque tú no propugnas otra cosa que la libertad de la mujer para decidir lo que considere conveniente sin coacciones, temores, ni cortapisas”.

  






miércoles, 7 de marzo de 2012

Retorno al pudor


A return to modesty/ A lost vitue 

Wendy Shalit (Rialp) 2012. 399 pg
 www.aceprensa.com / miércoles 7 de marzo de 2012


En este ensayo sobre la modestia y el pudor, Wendy Shalit realiza un diagnóstico de su situación actual, indaga en su significado más profundo y, por último, traza un interesante mapa para su recuperación. Esta joven autora –judía, licenciada en filosofía–, que cuando publicó el libro en 1999 tenía 23 años, piensa que como consecuencia de una indiscriminada educación sexual y de un ambiente desinhibido se ha ridiculizado el deseo de enamorarse, casarse y tener hijos. Pero se trata de una farsa porque la experiencia demuestra que muchas mujeres, tras múltiples relaciones inestables, buscan compromiso sobre todo.

El problema es que la moda ha conseguido identificar pudor y modestia con mojigatería. Shalit, con humor, comenta que si las peores aberraciones no avergüenzan a nadie, ¿por qué no se puede vivir con pudor? Propone valentía. En este sentido, explica que la falta de pudor y de modestia de algunas mujeres es una forma de coacción. Una mujer sabe a veces por dónde agarrar a un hombre fácilmente. Y eso es limitar su libertad de alguna manera.

Por otro lado, la tarea de recuperar el prestigio del pudor implica, a juicio de la autora, algo más profundo que renovar el vestuario o las actitudes femeninas. La modestia sólo es razonable si partimos de la diferencia sexual. Por ello mismo, la tarea no es exclusiva de las mujeres: demanda también otras exigencias en los hombres y en todo el contexto social.

Shalit señala que la modestia, el pudor, el honor y la educación pueden dar nuevo sabor y atractivo a las relaciones entre hombres y mujeres. Toda su argumentación se apoya en la hipótesis de que hombres y mujeres somos distintos en algunos aspectos, que el matrimonio y la familia son importantes personal y socialmente, y que el sexo no es una 'asignatura'. Y se atreve a proponer que las relaciones sexuales tienen un contexto propio en el matrimonio.

El pensamiento de Shalit tiene una sólida base antropológica. Pero aunque utiliza algunos argumentos filosóficos, la fuerza de su mensaje reside sobre todo en el sentido común que derrocha. Tampoco es una experta en moral ni apela a la religión. Y, por supuesto, habla fundamentalmente desde su experiencia, la de una mujer joven que no profesa el puritanismo. El libro de Shalit, con su descarada defensa del pudor, es también de los que hacen pensar y a ratos reír.